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Quiénes son Lyle y Erik Menéndez: la historia real de los "monstruos" de Netflix

Durante un primer juicio, los jóvenes afirmaron que habían cometido el crimen luego de pasar toda la vida soportando los abusos de su papá, José.

QPJ Internacionales

El estreno de la serie "Monstruos: La historia de Lyle y Erik Menéndez" en Netflix volvió a poner en agenda el caso de parricidio que estremeció a Estados Unidos a fines de los ‘80. José Menéndez y su esposa Kitty fueron brutalmente asesinados por sus hijos de 18 y 21 años, aunque al principio ambos dijeron que el crimen había sido cometido por una red de mafiosos.

El proceso judicial fue extenso y estuvo atravesado por una gran cobertura mediática, ya que la sociedad entera estaba a la expectativa de conocer la verdad. Así fue cómo, durante el primer juicio, los hermanos admitieron el homicidio de sus padres, aunque negaron haberlo hecho por dinero. En lugar de ello, dijeron que había sido por los presuntos abusos perpetuados por su papá desde que tenían seis años.

El parricidio: "Alguien mató a mis padres"

El 20 de agosto de 1989, José Menéndez, un ejecutivo que había trabajado en varias empresas dedicadas a la música y el entretenimiento, fue asesinado de cinco disparos de escopeta en su casa, ubicada en Beverly Hills. Por otro lado, su esposa Kitty se llevó la peor parte, ya que recibió nueve tiros que la dejaron totalmente desfigurada.

Lyle, el hermano mayor, fue quien llamó al 911 para denunciar lo ocurrido. "¡Alguien disparó y mató a mis padres!", se lo escuchó decir en medio de una crisis de llanto y desesperación. Según su relato, los cadáveres de sus padres se encontraban en el living, frente al televisor.

Si bien las primeras investigaciones iban detrás de la hipótesis de un posible "ajuste de cuentas" por parte de una banda de mafiosos, los hermanos Menéndez comenzaron a levantar las sospechas. Ambos parecían llevar la pérdida con tranquilidad y con el "gusto" de darse una vida llena de lujos con la fortuna que habían heredado.

Los juicios: de la nulidad a la perpetua

Siete meses después del crimen, una mujer llamada Judalon Rose Smyth acudió a la Policía de Beverly Hills con una información que sería clave para la resolución del caso. En su relato, detalló que estaba en una relación extramatrimonial con el psicólogo Jerome "Jerry" Oziel y que él le había contado que uno de sus pacientes era Erik Menéndez. Supuestamente, el chico le habría confesado que él y su hermano habían asesinado a sus padres.

De esta manera, el 8 de marzo de 1990 Lyle Menéndez fue detenido en la puerta de su casa, mientras que su hermano menor Erik se entregó en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, luego de regresar de un viaje en Israel.

Los hermanos fueron acusados de parricidio y pasaron tres años y medio en prisión antes de que el primer juicio comenzara. En cuanto fueron llamados al estrado, dieron una declaración que sería el puntapié del giro en la causa que persiste hasta la actualidad.

"Él me acariciaba y me pedía que le hiciera lo mismo a él. Yo lo tocaba y nos desvestíamos. Después, hacía que me arrodillara, guiaba mis movimientos y le practicaba sexo oral", relató Lyle Menéndez ante el jurado popular sobre las presuntas situaciones de abuso que sufrió por parte de su padre, José. Supuestamente, él alertó a su madre Kitty sobre los hechos, pero ella no lo denunció en ningún momento.

Cuando llegó el turno de Erik, el joven afirmó que su papá lo había violado durante 12 años, desde que él tenía 6. Ante la consulta del motivo del parricidio, en medio de un ataque de llanto, respondió: "Porque le conté a Lyle que mi padre había estado abusando de mí".

En este punto, la estrategia de la defensa, a cargo de la abogada Leslie Abramson, consistía en reformular los cargos. Hasta ese momento, los hermanos Menéndez habían sido imputados por homicidio premeditado calificado, por eso la intención era morigerar la carátula a homicidio en defensa propia, ya que el argumento se basaba en que ambos jóvenes habían cometido el crimen tras una vida de abusos.

Por su parte, la fiscalía alegó que solo se trataba de un "manotazo de ahogado" para poder reducir sus penas. En su lugar, continuó afirmando que la motivación del crimen se debió a la fortuna millonaria que heredaron de sus padres.

Finalmente, en 1994, se declaró la nulidad del juicio luego de que ambos jurados, tanto el de Lyle como el de Erik, no lograran llegar a un veredicto.

Casi inmediatamente después, el fiscal de distrito de Los Ángeles, Gil Garcetti, anunció que lucharían para que se dé lugar a un segundo juicio, donde pedirían la pena de muerte para ambos.

Fue así como un nuevo proceso judicial se llevó a cabo en 1996 con algunas restricciones. Por un lado, el juez Stanley Weisberg, que también estuvo a cargo del primero, no permitió la entrada de la prensa al tribunal y limitó la cantidad de testigos y peritos que sostenían la teoría de los abusos como argumento para el homicidio en defensa propia. Así fue cómo prácticamente la defensa de los hermanos Menéndez se derrumbó.

Luego de tres días de deliberación, el jurado popular declaró a Lyle y Erik Menéndez culpables del delito de "homicidio premeditado calificado" por unanimidad. Ambos fueron condenados a cadena perpetua sin posibilidad de libertad condicional.

"Si miran ambos juicios, notarán que no fue un resultado justo. ¿Cómo se pasa de un jurado en desacuerdo a una votación de 12 a 0, en contra?", cuestionó Lyle en el nuevo documental del director argentino, Alejandro Hartmann, "Los hermanos Menéndez".

Tras fallar en el intento de que sean trasladados a una misma cárcel, Lyle fue alojado en Prisión Estatal Mule Creek, en el norte de California, mientras que a su hermano menor lo enviaron a varios penales, hasta que finalmente lo mantuvieron en la Prisión Estatal Richard J. Donovan, en 2013.

Recién en el 2018, el hermano mayor fue derivado al mismo centro de detención que Erik, donde protagonizaron un "emotivo reencuentro", según señalaron sus compañeros de celda a medios estadounidenses. Hasta el día de hoy, cumplen su condena juntos.

Las nuevas pruebas que podrían anular las cadenas perpetuas de los hermanos Menéndez

En mayo de 2023, los abogados de Lyle y Erik Menéndez presentaron un documento judicial en el que se afirmó que tenían nuevas pruebas que podrían ser fundamentales para demostrar que las cadenas perpetuas deberían anularse.

Por este motivo, solicitaron un habeas corpus ante el Tribunal Superior de Los Ángeles, detallando que tenían una carta reveladora de Erik, la cual había sido enviada a su primo, Andy Cano, ocho meses antes del parricidio.

"He estado tratando de evitar a papá. Todavía está pasando, Andy, pero es peor para mí ahora. No puedo explicarlo. Tiene tanto sobrepeso que no soporto verlo. Nunca sé cuándo va a pasar y me está enloqueciendo. Cada noche me quedo despierto pensando en que va a entrar. Necesito sacar eso de mi mente", dice la carta del hombre que hoy tiene 53 años.

Cano llegó a declarar en el primer juicio que tenía conocimiento de los abusos de José hacia sus hijos, pero este testigo murió en 2003 tras una sobredosis accidental.

La otra prueba que se incluye en el pedido tiene que ver con el testimonio de Roy Roselló, un exmiembro de la banda Menudo, que estuvo vinculada a la discográfica RCA Records, donde José Menéndez trabajaba como ejecutivo corporativo.

Según el relato de Rosselló, Menéndez habría abusado de él cuando era adolescente y participaba del grupo musical. Esto se dio conocer en el documental "Menéndez + Menudo: Boys Betrayed", estrenado en mayo del año pasado.

La semana pasada, después de más de un año, los fiscales de Los Ángeles salieron a dar actualizaciones e informaron que se están revisando los nuevos elementos probatorios del caso y que se tomará una decisión si se justifica una nueva sentencia.

Asimismo, se programó una audiencia para el próximo 29 de noviembre, donde quizás se abra una nueva puerta que cambie el destino de los hermanos Menéndez.

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