Se acabaron las teorías conspirativas: más vivo que nunca, reapareció el Papa
El Pontífice sorprendió a miles de fieles al saludar desde el Vaticano, pese a su delicado estado de salud. No presidió la misa, pero sí dejó un fuerte mensaje.
Este Domingo de Ramos, la Plaza de San Pedro fue escenario de una aparición inesperada: el Papa Francisco, convaleciente tras una grave afección respiratoria, reapareció ante miles de fieles y dejó atrás los rumores sobre su salud. Lo hizo en silla de ruedas, sin oxígeno y con una sonrisa serena, al término de la misa que marca el inicio de la Semana Santa.
A sus 88 años, el Papa saludó brevemente desde el altar central y compartió un momento de cercanía con los presentes. "Buen Domingo de Ramos, buena Semana Santa", dijo mientras saludaba al cardenal argentino Leonardo Sandri, quien presidió la ceremonia en su nombre.
La reaparición dejó sin fundamento a las teorías que circulaban en redes sobre su estado real. Aunque no presidió la misa ni leyó la homilía, su sola presencia envió un mensaje potente: sigue activo, pese a las recomendaciones médicas de al menos dos meses de reposo tras una internación de 38 días por una neumonía bilateral.
Desde su alta médica, el Papa Francisco ya tuvo tres salidas públicas, entre ellas una recepción a los reyes del Reino Unido. Este domingo volvió a mostrarse cercano: dialogó con religiosas, bendijo a niños y saludó con afecto a los más de 20.000 fieles que lo ovacionaron.
La ceremonia, cargada de simbolismo, reunió a 39 cardenales, 33 obispos y más de 300 sacerdotes. En su mensaje, leído por Sandri, el Papa invitó a los fieles a "tender la mano al que ya no puede más", comparando el gesto con el de Simón de Cirene, que ayudó a Jesús a cargar la cruz. "No llevemos la cruz al cuello, sino en el corazón", escribió.
A través del Ángelus, también pidió oraciones por las víctimas del derrumbe en una discoteca en Santo Domingo, donde murieron más de 200 personas, incluyendo al músico Rubby Pérez.
Aunque su participación en las ceremonias más exigentes aún está en duda, su aparición fue leída como un signo de esperanza y fortaleza. La fe sigue en pie. Y el Papa, también.
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