Injusticia

Una patota abusó de ella pero quien terminó en la cárcel, fue la mujer. ¿Qué pasó?

La insultaron, la golpearon, finalmente abusaron de ella y tras una situación que "se dio vuelta", terminó presa y casi recibe la máxima condena: 25 años

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Higui, la defensa más legítima. Eva Analía de Jesús, "Higui", fue rodeada por una patota que intentó violarla. Le gritaban "Tortillera, lesbiana, te voy a hacer sentir mujer". Ella se defendió con un cuchillo y uno de sus atacantes murió. A su juicio oral, lo esperó en la cárcel, Higui enfrentó una pena de hasta 25 años, su defensa pidió la absolución.

-Lesbiana forra, te vamos a hacer sentir mujer.

Ella estaba mareada y los veía como sombras: patadas en la cara, un tirón que le arrancaba su ropa interior, puños en la panza, toqueteos, todo eso soportó. Es acoso y abuso sexual simple y violencia física. Lo último que recuerda es que se defendió con la cuchilla (ella a veces trabajaba cortando yuyos) y perdió la conciencia. Volvió en sí cuando la despertó la policía. A unos metros, Cristian Rubén Espósito (uno de los integrantes de la patota), yacía, muerto por una puñalada, detalla Cosecha Roja.

El barrio Lomas de Mariló queda en Bella Vista, 50 kilómetros al oeste de la Ciudad de Buenos Aires. Higui iba seguido a visitar a una de sus siete hermanas, La Tati, una travesti unos años mayor que ella, que hoy tiene 46 años. Son una familia numerosa y pobre, que se completa con un hermano menor y una madre.

Higui y Tati vivieron un tiempo juntas, con otra amiga travesti, hasta que les prendieron fuego la casa. Ese día se salvó porque no estaba. A su amiga antes de empezar el fuego la ataron con alambres y la encerraron en el baño. Murió calcinada. Y aquel castigo ejemplificador es conocido en todo el barrio.

Desde chica que Higui es de Boca, juega al fútbol y es buena con la pelota. Nadie le dice Eva Analía de Jesús: su apodo se lo ganó por el parecido que tiene con René Higuita, el arquero que le mandó su apoyo desde Colombia cuando su historia se volvió un reclamo internacional. Su gusto por la ropa deportiva y las viceras aumentaban el odio en la patota: además de acusarla de lesbiana, le decían que era un chongo. Se fue de su casa a los 13 años por los abusos del marido de su mamá y en la escuela llegó hasta cuarto grado.

-Me atacaron y me defendí -dijo Higui en la primera declaración indagatoria, que hizo cuando se la llevaron detenida. A pesar de los golpes, estuvo desde el primer día detenida en una comisaría, a nadie se le ocurrió que podía necesitar atención médica.


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