Las zonas marcadas en las que buscarán el cuerpo de María Cash
La búsqueda se concentra en un tramo de 30 kilómetros de la ruta 16, a la altura de la gruta de la Difunta Correa.
El caso de la desaparición de María Cash sumó un nuevo capítulo con el inicio de intensos rastrillajes en la zona de la ruta nacional 16, en cercanías de la Gruta de la Difunta Correa, donde se cree que pudo haber sido vista por última vez. Los operativos están a cargo del Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas (SIFEBU), organismo dependiente del Ministerio de Seguridad de la Nación, en conjunto con el Cuerpo de Investigadores Fiscales (CIF), que trabaja bajo las directrices del fiscal Villalba.
Tres puntos clave en la investigación
La búsqueda se concentra en un tramo de 30 kilómetros de la ruta 16, identificado como el área con mayor potencial de arrojar resultados. Tres sectores específicos han sido señalados como prioritarios para las tareas:
- Zona del Boquerón: caracterizada por su baja visibilidad y proximidad a cursos de agua, lo que dificulta el acceso y facilita el ocultamiento.
- El Tunal: otro punto estratégico, cuya geografía presenta características similares.
- Sectores aislados de la ruta 16: tramos con escasa circulación vehicular y terrenos propicios para ocultar evidencias.
Por el contrario, la ruta nacional 9/34, habitual en los recorridos del principal sospechoso, Héctor Romero, fue descartada como escenario probable debido a su mayor tráfico y menor posibilidad de ocultamiento.
Geolocalización: una pista clave
La geolocalización del teléfono de Romero se ha convertido en una herramienta central para delimitar las áreas de búsqueda. Según los registros, el 9 de agosto de 2011, más de un mes después de la desaparición de María Cash, el camionero permaneció detenido durante una hora y veinte minutos en un tramo específico de la ruta 16. Este dato refuerza la hipótesis de que el cuerpo podría haber sido descartado en ese sector.
Desafíos logísticos
El operativo enfrenta múltiples obstáculos, entre ellos las lluvias propias de la temporada, que complican el acceso a ciertas áreas y podrían extender los trabajos por semanas o incluso meses. Los equipos del SIFEBU y el CIF cuentan con herramientas avanzadas, como drones, perros rastreadores y tecnología especializada, para maximizar las posibilidades de éxito.
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