Padre doble femicida, hijo preso por violencia de género. Lo que se hereda no se hurta
Las víctimas de su papá fueron dos y él sacó lo peor de " su viejo". Cómo es este entramado macabro y perverso:
Femicida norteño mató dos veces en la cárcel, nadie lo vio. Quiénes son las víctimas. El preso actuó dos veces de la misma manera con total impunidad y puso bajo la lupa los "beneficios" que tienen los internos.
¿Qué pasó con "Chirete" Herrera, el femicida que asesinó a dos mujeres dentro de la cárcel? Chirete Herrera cometió los crímenes en 2006 y en 2017. "Lo voy a buscar hasta el infierno", le dijo el papá de una de las víctimas.
Gabriel Herrera, más conocido como "Chirete", asesinó en 11 años a dos mujeres en el lugar menos pensado: adentro de una cárcel, en Salta.
El 23 de marzo del 2006 mató a Verónica Castro, la madre de sus dos hijos, fue en el interior de una celda en Metán, donde estaba preso por estafa y robo calificado. Once años después, pero en la cárcel de Villa Las Rosas, volvió a matar. En esa oportunidad, la víctima fue su nueva novia, Andrea Neri. Ella fue a visitarlo con el bebé de ambos, de apenas dos meses, para que él lo conociera.
"Fue un caso único en el mundo, el primer caso que un preso mata a dos mujeres adentro de un penal", dijo quebrado en llanto Juan Pablo Neri, padre de la segunda víctima de "Chirete". Y subrayó: "El dolor lo voy a llevar siempre, pero a este tipo lo voy a buscar hasta el infierno".
El femicidio de Verónica
"Mi hija estaba muy contenta, nosotros lo queríamos mucho al ?Chirete'. Vero se arregló, le compró zapatillas, le llevamos milanesas. Mis nietos estaban entusiasmados de ver a su papá, nunca pensamos que iba a suceder lo que ocurrió", contó tiempo atrás a un medio local la madre de Verónica Castro, Angélica Jorge. Ella misma la acompañó a visitar a su yerno a la cárcel de Metán, localidad ubicada a 160 kilómetros de la capital de Salta.
Pese a las palabras de la madre, la relación entre Verónica y Herrera ya había mostrado señales de alerta, pero ambas habían decidido ocultarlo, incluso al padre de la víctima. "Yo no sabía que él le pegaba, pero nunca me gustó, siempre le aconsejaba a mi hija que lo dejara", contó Jorge Castro, y añadió: "Me lo ocultaban para que no le hiciera nada (a Chirete), porque si yo lo mataba iba preso y era el sostén de mi familia".
Aquel 23 de marzo, contó Jorge, presintió algo feo y le pidió a su hija que no fuera a visitar a su pareja. Pero no le hizo caso. Ella, su mamá, y sus dos hijos, César, de 4 años, y Gabriel, de 9 en ese momento, "se fueron haciendo dedo los cuatro porque no teníamos plata" hasta el penal, pero Verónica nunca más volvió.
Cuando llegaron, Herrera les dijo que se sentía mal y Verónica lo acompañó a la enfermería mientras su mamá y sus hijos se quedaron preparando la mesa para almorzar juntos en el área destinada a las visitas. Pero el tiempo pasaba y la pareja no regresaba. Fue entonces cuando Angélica salió al patio y lo vio a "Chirete" justo cuando le pasaba un billete a un guardia a través de la reja. "Chirete, ¿La Vero?", le preguntó la mujer. La respuesta del reo fue lapidaria: "Ya está, ya la maté a su hija'".
Gabriel, el hijo de 9 años de la víctima, lloraba y gritaba al mismo tiempo: "¡Mataste a mi mamá, mataste a mi mamá". Verónica agonizaba en el suelo, los últimos espasmos como consecuencia del ahorcamiento. Ya no hubo nada que pudieran hacer para salvarla.
"Maldigo el momento en que lo conoció"
"Verónica era mi vida", resumió su papá. El dolor lo lleva en la voz, al igual que la bronca. Y la tragedia dejó su huella: Castro se separó hace muchos años ya de la madre de Verónica.
"Yo le echo mucho la culpa a mi exmujer, no pude perdonarle que no me contara nada antes", reconoció y enfatizó: "Chirete tendría que estar muerto. Yo iba preso, pero mi hija hoy estaría viva". "Daría mi vida por volver a verlo, aunque fuera cinco minutos", agregó.
El hijo de Verónica, preso por violencia de género
Gabriel, el hijo mayor de Verónica que tenía 9 años cuando la mataron, está preso por violencia de género en el pabellón K de Villa Las Rosas.
En una nota con El Tribuno tiempo atrás, el joven buscó justificarse: "Me impusieron una pena de 13 años y 4 meses por amenazas (4 hechos), daños, maltrato, violación de domicilio, coacción, lesiones leves agravadas por la relación de pareja y género, homicidio triplemente calificado por la relación de pareja, uso de arma de fuego en grado de tentativa en concurso ideal con portación de arma de fuego uso civil. Me hicieron una carátula gravísima, no era para tanto, todos me dicen que la condena mía es por portación de apellido".
En el mismo sentido se expresó Castro, "a Gabriel lo condenaron por ser hijo de esa rata, la chica no tenía ni un rasguño", dijo el hombre convencido, y añadió: "Dijeron que había disparado, pero no se encontró ni una bala".
"Gabriel es mi hijo", expresó Castro, que crió a su nieto, se ocupó de que nunca dejara de estudiar y trató de darle la mejor vida posible. No obstante, cuestionó: "El Gobierno nunca nos ayudó".
El 19 de noviembre de 2019 ganaron una demanda a la provincia por las negligencias que derivaron en el femicidio de Verónica. De acuerdo a esta resolución, los hijos de la víctima tendrían que haber cobrado 791 mil pesos por daños patrimoniales, morales y psicológicos, dinero que hasta el día de hoy, aunque pasaron ya tres años, todavía no cobraron.
El femicidio de Andrea
Pasaron 11 años después del femicidio de Verónica. Chirete Herrera había sido trasladado de Metán a Las Rosas, con una nueva condena sobre sus espaldas. Pero volvió a matar. El 5 de enero de 2017, algunos minutos después de las 14, asesinó a su novia Andrea Neri, que entonces tenía 18 años, en el interior de la celda 372 del pabellón "E" en la tercera planta del penal.
Andrea había ido con el hijo de ambos de dos meses y se dirigieron juntos a una celda autorizados para una visita íntima, pero al rato solo salió Chirete con la criatura en brazos y se la entregó a los guardias. "La maté por celos. No quería matarla, los celos me jugaron una mala pasada", dijo.
Juan Pablo Neri, el papá de Andrea, estaba aquel día de verano por salir de su casa para ir a trabajar cuando sonó su teléfono y recibió la noticia que nunca imaginó que tendría que escuchar. "Mi hija terminó con 35 puñaladas en el cuello", apuntó el hombre sin poder contener las lágrimas.
Al igual que el padre de Verónica Castro, Juan Pablo ignoraba casi todo sobre la relación entre su hija y el recluso, que en cambio apoyaba y propiciaba su exmujer y madre de Andrea. "¿Qué futuro podía tener con un tipo así?", dice con bronca.
Cuando se enteró del noviazgo se opuso y llegó a ponerse muy severo con su hija para que dejara de ir a visitar a la cárcel a Herrera, pero ella estaba enamorada y no le hizo caso. Después, quedó embarazada.
"Hoy me arrepiento de no haber sido más firme para sacarla de ahí", afirmó Neri, que en medio de tanto dolor se siente responsable de no haber hecho más para salvarla, pero también culpa a la madre de Andrea por alentarla en esa relación y al Estado por no haber garantizado su seguridad adentro del penal.
Hasta el infierno
"Jamás le voy a perdonar lo que ha hecho con mi hija", sostuvo haciendo alusión a Herrera, y repitió la misma frase que dijo también delante del juez que condenó a Chirete por el femicidio de su hija: "Lo voy a buscar hasta el infierno".
Después de una separación conflictiva de su exmujer, Juan Pablo se quedó con la tenencia de todos sus hijos y después de lo ocurrido con Andrea, también con la tutela de su nieto, que actualmente tiene cinco años.
"Trato de ser fuerte y seguir adelante por mi nieto", manifestó Neri, y agregó con orgullo: "Tiene la cara de mi hija". Por otro lado, admitió también que evita ir al cementerio a visitar a Andrea. "No aguanto, prefiero recordarla como si estuviera bien", concluyó.
Qué pasó con Chirete Herrera
Aproximadamente un año después del femicidio de Andrea Neri, Chirete fue trasladado a Tartagal y Orán por su seguridad. "Más de uno lo quiere matar, se la tienen jurada, se fue debiendo y le cortó el mambo a varios", señaló en ese momento a un diario local una fuente desde el interior del penal, donde entre quienes lo esperaban para cobrarse "un vuelto" había familiares de su última víctima.
Sin embargo, Chirete nunca estuvo de acuerdo con los traslados y hasta intentó quitarse la vida a modo de reclamo para volver a Villa Las Rosas, a donde finalmente regresó a principios de noviembre último.
Según trascendió, fue ubicado dentro de una celda aislado del resto de la población carcelaria por su seguridad/ TN.
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