El hijo de Menem tiene cáncer. Así pasa sus días:

La desgarradora confesión de Cecilia Bolocco de la gravísima enfermedad de su hijo Máximo. La ex esposa de Carlos Menem narró todo el padecimiento que atravesó su hijo con un cáncer.

Poca afecta a las entrevistas públicas, Cecilia Bolocco se animó a narrar un verdadero calvario, un trance complejo que transitó durante varios años por una enfermedad que se le descubrió a su hijo Máximo Menem, el heredero más joven de Carlos Saúl Menem.

En una nota televisiva con un medio chileno, la ex del político argentino juntó valor para exteriorizar todo el sufrimiento que atravesó por un cáncer diagnosticado en su hijo. "La enfermedad de Máximo, ese diagnóstico lapidario, esa sentencia de muerte, me mato a mí. Pero tenía que seguir viva para cuidarlo, para tratarlo, para acompañarlo y para disfrutarlo", especificó.

Motorizada en un tobogán de sensaciones, la ex Miss Mundo describió el vaivén anímico que surgió en su día a día, así como retrató el pronóstico desesperante que le transmitieron los médicos. "Atravesamos una enfermedad tan catastrófica, con un diagnóstico tan espeluznante, me dijeron que le quedaban dos años de vida y, aun así, nosotros encontramos nuestros momentos para sonreír", exteriorizó según detalla Paparazzi.

Con las emociones a flor de piel, Cecilia explicó el semblante que se le despertó al finalizar exitosamente el proceso. "Cuando su tratamiento culmina, yo me puse solo un gran norte: cambiar la historia para quienes, a partir de ese día que yo regresaba con este diagnóstico, no sintieran que se acababa el mundo", aseveró.

En cuanto a la reacción del clan Menem en todo este episodio doloroso, Bolocco contó: "La familia de Carlos nunca estuvo cercana a mi hijo, en ningún momento de su vida, eso fue complejo, muy duro". Aunque reconoció que el ex presidente se acercó a su heredero: "Pero si vino Carlos cuando operaron a Máximo, si estuvo. Aunque creo que no se enteró nunca de la gravedad del problema".

Así como detalló que halló un centro de salud experimental en Estados Unidos, más precisamente en la ciudad de Boston, que se convirtió en el canal de salvación para el hijo menor de Carlos Menem.