Salía a buscar pacientes a los boliches, lo que Lotocki no quería que nadie sepa
Con estas pruebas, ¿podría ir por fin preso? Los detalles de cómo operaba son totalmente ilegales para la medicina
"Cazaba pacientes en los boliches": el pasado desconocido de Aníbal Lotocki. Lotocki, junto a su por entonces pareja Pamela Sosa (izquierda) y Verónica Ojeda. Ambas fueron sus pacientes.
"Lotocki no era conocido en esa época, pero ya estaba en pareja con Pamela Sosa... Ella aquí sí era conocida en el mundo bolichero y después lo fue metiendo a él en el universo de la farándula", dice Lorena Vega. Denuncia que Romina, su hermana menor, fue la primera víctima fatal del doctor Aníbal Lotocki en 2007.
"Romi tenía 21 años, yo 16, y lo conoció al doctor a través de una amiga de Pamela", cuenta.
Abogada, Lorena admite que eligió esa carrera "porque siempre tuve fe y esperanza de poder hacer justicia por mi hermana. Estoy concientizada que lo lograré, pero sé que el camino es largo. Lo primero que tengo en mente es ver si puedo plantear la nulidad del fallo".
Lotocki quedó absuelto después de la muerte de Romina Sosa, quien había acudido a su consultorio Full Esthetic, en Posadas, para realizarse una liposucción de abdomen.
"Todo fue muy irregular. El único que estaba en esa clínica, que parecía más bien un departamento era Lotocki. No había ni anestesista ni cardiólogo. Tampoco le hicieron un prequirúrgico como pidió mi mamá (Norma Sosa) y en ese momento, en 2007, nos dejamos llevar, confiamos en ese tipo que te envolvía", recuerda.
"De hecho, Lotocki le había dicho a mi mamá 'Quedate tranquila, volvé en dos horas, que de acá tu hija sale caminando'. Mi mamá encontró, dos horas después, a mi hermana ya descompensada en una camilla", sigue.
Así empezó el derrotero de un por entonces desconocido Lotocki: con el pie izquierdo y con un proceso judicial que pudo sortear vaya a saber cómo.
Sin embargo, para el "Doctor Miedo", como lo llaman en un chat grupal algunas de sus víctimas que arrastran todo tipo de padecimientos físicos y psicológicos, ese comienzo fue como un trampolín para lograr más fama que prestigio.
Es misionero, nacido en Oberá, donde todavía viven sus padres, junto a Diego, uno de sus hermanos dedicado también a la estética. Su padre, Basilio, es jubilado, pero se ganaba la vida arreglando motores de autos.
"Es un buen vecino, siempre charlamos amablemente, la señora también es cálida y ahora uno de los hijos, que se dedica a lo mismo que el de Buenos Aires, está viviendo acá. Igual no son de juntarse con los vecinos, viste, y del doctor (Lotocki) no dice nada... Sé que un vecino le preguntó algo hace poco por las cosas que llegaban por la tele y medio ofendido se metió para adentro de su casa", cuenta Norberto, que vive frente a la casa de los Lotocki.
Desde chico, Aníbal sabía que quería ser médico. "Se lo decía a toda su familia y a nosotros, sus amigos, que lo lograría y que iba a ser muy famoso. 'Me van a ver en los diarios, vas ver', repetía en el barrio obereño. Cuando terminó el colegio, se fue a estudiar a Corrientes", revela una amiga que lo conoció de chico y luego se lo reencontró en la facultad. Ruega por conservar el anonimato absoluto.
Lotocki se graduó en la Universidad del Nordeste. "Era muy buen alumno y, si bien se recibió como cirujano, él quería ser cirujano plástico. Era estudioso, inteligente y tenía un promedio arriba de 9. Era muy mujeriego, muchas mujeres estábamos detrás suyo, porque era muy comprador, te envolvía... Igual siempre fue 'toco y me voy', no se comprometía con nadie", describe la mujer, que también es médica y ejerce entre Oberá y Posadas.
¿Cómo llega Lotocki a zambullirse en el mundo de la farándula y convertirse en el cirujano de confianza de las celebrities? ¿Cómo logra adueñarse del sitial que dejó vacante el otro "escultor de cuerpos" de los años '90, Rolando Pisanú, que también fue condenado, pero a seis meses de prisión en suspenso e inhabilitación de un año y medio por mala praxis médica?
"La que lo fue metiendo fue Pamela Sosa, ella era bastante conocida y tenía contactos". "Virginia Gallardo hablaba bien de Lotocki, lo recomendaba, porque ella fue la primera en ser operada en 2009". "Y Moria Casán, más tarde, también lo re bancó y difundió sacándose fotos con él en su consultorio".
La mayoría de las voces consultadas por Clarín, tanto desde Misiones como de Buenos Aires, responden con esos tres nombres propios. Quienes hablan son víctimas que responden con cuentagotas y bajo la condición de anonimato. También acceden a la consulta de este medio algunos conocidos del doctor de sus tiempos en la zona mesopotámica.
"Después de matar a mi hermana Romina, no podíamos creer que ese señor siguiera operando. Seguimos sus pasos, vimos que continuó operando en Chile y nos costaba creer que lo hiciera con total impunidad. Sentíamos una terrible impotencia porque como familia no teníamos medios, ni espalda ni casi voz como para intentar cambiar las cosas", relata Lorena, hermana de Romina.
"Claro que resultaba ofensivo y agresivo ver cómo él se mostraba con todas sus chicas a las que iba operando, haciendo gala de su dinero, poder y mediatización", masculla bronca Vega, desde Posadas.
"De mi hermana se volvió a hablar recién ahora, pero ya pasaron más de quince años... Ella era una persona feliz, llena de sueños y con muchas ganas de vivir la vida. Mi hermana fue seducida y engañada, por un tipo que tenía capacidad para convencer a cualquiera", afirma.
Vega se remonta a aquellos años y recuerda que no le parecía nada raro que Lotocki, con cerca de cuarenta, siendo un médico cirujano fuera a bolichear.
Lotocki era un habitué de los boliches misioneros. En uno de Posadas conoció a Romina Vega.Lotocki era un habitué de los boliches misioneros. En uno de Posadas conoció a Romina Vega.
"Allí iba con Pamela Sosa, se mostraba en ese ámbito, el de la noche, y ponía el ojo en sus víctimas para cazar posibles pacientes. Mi hermana Romi era hermosa, pero le deben haber llenado la cabeza en su trabajo, era promotora, y este señor debe haber aprovechado cierta debilidades y dudas de ella, y se aprovechó. A mi mamá y a mí Romi nos había avisado que se iba a operar pocos días antes y no hubo manera de disuadirla", relata.
Durante las últimas horas, Clarín intentó comunicarse con Moria Casán, Virginia Gallardo, las hermanas Xipolitakis, Raquel Mancini y hasta Rolando Pisanú y su modelo preferida -y ex mujer- Daniela Cardone. Todos leyeron los mensajes, pero nadie respondió. Incluido Diego Lotocki, el hermano esteticista de Aníbal.
También fue consultada Rocío Marengo, que siempre tuvo al imputado médico entre ceja y ceja. "Todos me preguntan ahora, pero viste que no salgo en ningún lado... Estoy muy conmovida y elijo el silencio. No quiero salir en este momento tan doloroso", le contestó a Clarín.
Iliana Calabró también fue requerida por este medio. Y cuenta que llegó a Lotocki a través de Mariano Caprarola, productor, bailarín y panelista de "La jaula de la moda", que falleció el 19 de agosto pasado. También había pasado por las garras del Doctor Miedo.
"A mí no me operó él, pero sí me sacó un quiste sebáceo que se había inflamado e infectado y ningún especialista a los que había consultado quería arriesgar ni meter mano, pero él sí lo hizo. Por supuesto que, luego, intentó hacerme esto y aquello, tocar acá y allá, pero me negué rotundamente. Yo no me hago ese tipo de cosas, nunca me hice nada de ese estilo", dejó en claro Iliana.
Pamela Sosa estuvo ocho años en pareja con el cirujano, entre 2006 y 2014 y la modelo fue una de las que, sin intención deliberada, lo fue introduciendo al mundo de la farándula. "Siempre fue un psicópata manipulador, hizo lo que quiso con todas las pacientes que tuvo, inclusive conmigo. Pero no lo supe ni pude ver a tiempo. Cuando finalmente salí de esa relación enferma, pude darme cuenta de cómo era esa persona", le cuenta a Clarín.
"A mí me operó en 2009, ya llevábamos años de pareja... Hoy tengo ataques de pánico y diabetes", dice Sosa, que no se adjudica la responsabilidad de publicitar sus servicios.
"Yo trabajaba, iba a los diferentes eventos que tenía en el medio y él me acompañaba en el rol de mi pareja, pero yo no lo vendía ni promocionaba. Pero él siempre fue muy astuto y no sólo se supo mostrar en lugares de mucha repercusión, sino que hizo marketing de sus intervenciones... Para eso fue muy bueno", asegura.
Después de lo sucedido en 2007 con Romina Vega en Misiones, Sosa y Lotocki se fueron a Chile, donde hoy el médico no puede volver a entrar. "Tiene una denuncia por haber operado allá sin título habilitante", confirma su ex pareja.
En los últimos días apareció en los medios Pancho Saavedra, periodista chileno que, en la misma línea, agregó: "Lotocki operaba en el que era el departamento de Pamela Sosa. En un principio, era una cosa estética y se empezó a poner de moda, pero nadie preguntaba qué estaba colocando en los cuerpos de muchas famosas de nuestro país".
Saavedra, que por 2009 tenía un programa en la tevé chilena, arriesgó con una jugada osada: decidió hacerse pasar por un paciente que requería "agregado" de pantorrillas y glúteos. "Él me pidió dos mil dólares en efectivo, ya que no podía quedar registrado ningún tipo de transacción", recordó hace unos días.
En un pactado segundo encuentro, donde se realizaría la intervención a cambio del dinero, el periodista ingresó al lugar con cámaras ocultas (en sus anteojos), que captaron las imágenes que se hicieron públicas de cómo procedía Lotocki y qué productos utilizaba. Estalló el escándalo y el cirujano huyó de Chile para nunca más regresar.
Entre indignada y preocupada por su salud, Sosa está padeciendo las secuelas de las intervenciones a las que su ex pareja persuadió para que se las hiciera. "Tiene granulomas, neuritis y diabetes autoinmune... Está afectado el páncreas ", le comunicó su médica, Mónica Militto.
"Con el tiempo transcurrido, puedo afirmar que (Lotocki) nunca me quiso, lógicamente me usó cuando yo era más conocida que él y tenía una vida paralela con varias mujeres a la vez", terminó confesando según detalla Contexto.
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