"Quería ser respetada como mujer": se tuvo que hacer 10 cirugías por el acoso en la calle
Su historia no solo inspira a quienes enfrentan situaciones similares, sino que también pone en evidencia las realidades de quienes, como ella, luchan por ser respetadas.
Nikkita Slayer, de 22 años, se ha convertido en una figura destacada en el mundo de la venta de contenido erótico, pero su historia está marcada por una lucha constante contra el rechazo, la violencia y la discriminación. Desde muy joven, Nikkita experimentó la presión de la sociedad, la cual no solo cuestionaba su identidad, sino que la acosaba constantemente en la calle. La respuesta a ese acoso fue una serie de decisiones radicales, incluida la elección de someterse a 10 cirugías plásticas, con el objetivo de sentirse cómoda con su cuerpo y ser respetada como mujer.
La vida de Nikkita comenzó en Recoleta, Buenos Aires, pero fue a los cinco años cuando su mundo cambió. Sus padres se separaron, y se mudó a Moreno con su madre y dos hermanas mayores. Aunque, en su infancia, las cosas no fueron fáciles: sufrió abuso intrafamiliar por parte de una de sus hermanas, lo que marcó profundamente su desarrollo emocional y afectó su percepción sobre su identidad sexual.
A los 19 años, Nikkita decidió tomar una de las decisiones más trascendentales de su vida: comenzó su transición. Sin embargo, esta decisión provocó una ruptura con su padre, quien, aunque respetó su decisión, le pidió que se fuera de su casa. Con tan solo 19 años, Nikkita se vio obligada a empezar de cero, viviendo temporalmente en la casa de un amigo y vendiendo su auto para alquilar un monoambiente.
A partir de ese momento, Nikkita empezó a construir su vida, pero no sin enfrentarse a una sociedad que no la aceptaba. "La discriminación en la calle fue brutal. Sentía que no me respetaban, que no me veían como la mujer que soy. Fue algo que me dejó secuelas de ansiedad social", relata.
A los 20 años, decidió someterse a su primera cirugía de feminización facial, un paso que marcó el comienzo de una serie de intervenciones quirúrgicas, que incluyen frentoplastia, mentoplastia, bichectomía, rinoplastias, injerto capilar, implantes mamarios y glúteos, lifting de labios y aplicaciones de ácido hialurónico. En total, las cirugías han sido una inversión costosa, tanto económica como emocionalmente. "Podría haberme comprado un departamento con todo lo que gasté, pero elegí invertir en mí misma, en mi cuerpo, porque es mi obra de arte", afirma con determinación.
El proceso de transformación física no fue solo un acto de autocomodificación, sino una necesidad impuesta por una sociedad que exige un modelo binario y estrictamente definido. "La sociedad nos obliga a vernos de cierta forma. Nos obliga a ser perfectos para ser aceptados. Y eso fue lo que hice. Me operé para ser respetada como mujer", explica.
Hoy, Nikkita es una mujer empoderada y libre, que ha logrado construir una carrera exitosa en la venta de contenido erótico y un vlog de viajes que la lleva a explorar el mundo. Sin embargo, a pesar de todos sus logros, la discriminación sigue presente. "No importa cuántas cirugías me haga, la gente sigue tratándome con violencia. No me respetan mis pronombres, me siguen llamando con el género que no me corresponde, y eso duele", lamenta.
A pesar de estas adversidades, Nikkita no se detiene. Su historia es un testimonio de resiliencia y de lucha contra los prejuicios y la exclusión social. Con un presente lleno de logros personales y profesionales, Nikkita mira hacia el futuro con la convicción de que su camino fue el correcto. "Me echaron de mi casa, me hicieron sentir que no encajaba, pero lo logré. Y estoy orgullosa de todo lo que he construido", concluye con una sonrisa.
Su historia no solo inspira a quienes enfrentan situaciones similares, sino que también pone en evidencia las realidades de quienes, como ella, luchan por ser respetadas y aceptadas en una sociedad que muchas veces las margina./TN
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