Visitas íntimas en prisión: Farro habló sin filtros y crece la indignación con Alperovich
El testimonio de la actriz Mónica Farro volvió a poner el foco en estas prácticas.
Mientras José Alperovich permanece detenido en el pabellón de violadores del penal de Ezeiza, las condiciones de reclusión y los derechos que le corresponden como preso han vuelto a estar en discusión. Uno de ellos es el derecho a las visitas íntimas, también conocidas como visitas conyugales o "higiénicas", permitidas en el sistema penitenciario argentino bajo ciertos requisitos.
El testimonio de la actriz Mónica Farro volvió a poner el foco en estas prácticas. En una entrevista televisiva, relató su experiencia durante los años en que fue pareja de Juan Suris, detenido por narcotráfico. Farro describió cómo se organizaban estos encuentros, qué medidas se exigían y qué implicaba ingresar a una cárcel con ese fin.
Las visitas íntimas están habilitadas en establecimientos federales como Ezeiza, donde se encuentra detenido Alperovich. Para acceder a ellas, es necesario acreditar el vínculo afectivo, mantener buena conducta y contar con calificación penitenciaria favorable. Los encuentros se realizan en sectores específicos y pueden extenderse por varias horas, con condiciones higiénicas y de seguridad definidas.
"Entrabas a un lugar donde había seis piezas con camas. Llevabas tus propias sábanas y te armabas el espacio", contó Farro, quien aseguró que cada visita duraba unas ocho horas, de las cuales dos se destinaban al contacto íntimo.
Según explicó, el acceso a estas visitas requería seguir un estricto código de vestimenta: se prohibían prendas ajustadas, escotes, ropa negra o azul oscuro, y cualquier accesorio que pudiera representar un riesgo dentro del penal. "Más allá del sexo, era un lugar donde estar sola con tu pareja", afirmó.
Farro también reconoció los temores y las críticas que enfrentó durante ese tiempo. "Me decían sucia por ir a tener sexo a una cárcel. Y sí, prefería eso con alguien que amaba que con cualquiera afuera", sostuvo.
El caso Alperovich, condenado por abuso sexual, suma complejidad a este tipo de situaciones. Aunque el régimen de visitas íntimas contempla ciertos derechos para todos los detenidos, el hecho de que el exgobernador tucumano esté alojado en un pabellón especial por delitos contra la integridad sexual genera un fuerte rechazo social ante cualquier beneficio penitenciario que pudiera corresponderle por ley.
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